miércoles, 19 de abril de 2017

INTELIGENCIA EMOCIONAL


Actualmente estoy realizando una formación llevado a cabo por Alberto Ortega acerca de la inteligencia emocional. Es un tema que está en auge hoy en día y la verdad que cada vez más se va comprobando que si lo aplicas finalmente obtienes RESULTADOS POSITIVOS.
Además, tengo el privilegio de estar implantándose en mi clase con mis alumnos y alumnas gracias a la directora que recibió la formación el año pasado. Estoy aprendiendo por partida doble y no solo te sirve con tu alumnado sino para tí como persona.
Este curso te hace reflexionar, remover tu interior, sacar lo que llevas dentro, abrir tu mente, ser más flexible, ser más positivo, saber que se puede cambiar, darte cuenta de que no tienes por qué levar siempre la razón, etc... y miles de razones más.
Al principio estaba reacia porque no le veía resultados en mis niños  y niñas pero en la actualidad, observo que están cambiando, que ya no se enfadan tanto, ya saben diferenciar entre un HECHO y una REALIDAD, así los conflictos se resuelven muy rápidos y ellos mismos están cambiando positivamente y lo mejor, que les gusta el cole, que quieren venir felices a él y que poco a poco sienten mayor empatía con los demás y algo muy importante: CREEN EN ELLOS MISMOS.
Aquí os dejo este cuento que es un claro ejemplo de que cuando los demás te dicen que eres de una forma tantas y tantas veces que al final crees que eres así y nada puede hacer que eso cambie:
EL ELEFANTE ENCADENADO 
Cuando yo era pequeño me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de ellos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el elefante que, como más tarde supe era también el animal preferido de otros niños. Durante la función, la enorme bestia hacía gala de un tamaño, un peso y una fuerza descomunales...Pero después de la actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba sus patas. Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y aunque la madera era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza, podría liberarse con facilidad de la estaca y huir. El misterio sigue pareciéndome evidente. 
¿Qué lo sujeta entonces? ¿Por qué no huye? 
Cuando era niño, yo todavía confiaba en la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces por el misterio del elefante...Alguno de ellos me explicó que el elefante no huía porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia:"Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?". 
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca... Hace algunos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta: 
"El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño". 
Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse.Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él. Imaginé que se dormía agotado y al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día y al otro...Hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. 
Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque, pobre, cree que no puede. Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo. Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza. 
Todos somos un poco como el elefante del circo: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad. 
Vivimos pensando que "no podemos" hacer montones de cosas, simplemente porque una vez, hace tiempo lo intentamos y no lo conseguimos. Hicimos entonces lo mismo que el elefante, y grabamos en nuestra memoria este mensaje: No puedo, no puedo y nunca podré. 
Hemos crecido llevando este mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y por eso nunca más Volvimos a intentar liberarnos de la estaca. Cuando, a veces, sentimos los grilletes y hacemos sonar las cadenas, miramos de reojo la estaca y Pensamos:"No puedo y nunca podré". 
Esto es lo que te pasa, vives condicionado por el recuerdo de una persona que ya no existe en ti, que no pudo. 
Tu única manera de saber si puedes es intentarlo de nuevo poniendo en ello todo tu corazón...¡¡¡Todo tu corazón!!!. 
Jorge Bucay

¡¡¡¡No seamos elefantitos encadenados!!!!